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domingo, 14 de abril de 2013

Entre Nosotros por Marcela Fittipaldi



LAS HUELLAS EN LA ARENA

Una noche soñé que iba andando por la playa con Dios y que se proyectaban en el cielo muchas escenas de mi vida. En cada cuadro veía huellas de pisadas en la arena. A veces, las de dos personas y otras sólo las de una. Observé que durante los periodos más difíciles de mi existencia se veían las huellas de una sola persona. Y dije:

- "Me prometiste, Señor, que siempre caminarías a mi lado. ¿Por qué cuando más te necesité no estabas conmigo?"

Él respondió: "Cuando viste las huellas de una sola persona, hijo mío, fue cuando tuve que llevarte en brazos".

miércoles, 3 de abril de 2013

Entre Nosotros por Marcela Fittipaldi



Los tres expertos

El monarca era padre de una bellísima y encantadora joven que llamaba la atención por su delicadeza y sensibilidad. Muchos anhelaban ser pretendientes de la princesa, máxime cuando esta alcanzó la edad suficiente para contraer matrimonio. Aunque jóvenes con muchas capacidades y talentos solicitaban su mano, el rey quería alguien muy singular para su deliciosa hija. Se enteró de que había tres hombres con especiales habilidades. Entonces el monarca decidió convocarlos e interrogarles sobre sus capacidades.

-Vamos a ver- dijo el monarca-. Quiero que cada uno me hagáis saber en que sois los mejores expertos. Tú mismo –agregó dirigiéndose a uno de los hombres-, ¿por qué destacas?

Nada especial- dijo el joven, humildemente- sucede tan solo que cuando se pierde algo: puedo intuir dónde encontrarlo. Poca cosa, majestad.
¿Y tú? –preguntó el monarca a otro de los hombres.
Mirando despectivamente al joven que ya había expresado su capacidad, dijo con arrogancia: Soy un arquero fabuloso. El mejor arquero, señor, porque puedo apuntar a cualquier cosa, por lejana que esté, y mi flecha se clavará certeramente en ella.
¿Y tú? – preguntó el monarca al tercer hombre.
Yo tengo una capacidad muy especial, majestad, muy especial –dijo muy ufano de si mismo-, y no es que pretenda subestimar las cualidades de mis compañeros. Soy un escultor tan perfecto que puedo tallar caballos en madera y lograr que cobren vida y puedan galopar hacia cualquier sitio.
            En verdad que los tres individuos eran notables, se dijo el monarca. Cualquiera sería oportuno para su hija. Decidió, punto por punto, contar a la princesa la entrevista mantenida con los tres pretendientes y le pidió que eligiera a uno de ellos.
¡OH, padre, no sé! Déjame que lo piense esta noche y mañana te daré mi decisión.
Al clarear el día, el monarca se dirigió a la cámara de la princesa. Estupefacto comprobó que no estaba en su cuarto. Comenzaron a buscarla en la corte, pero no aparecía por ningún sitio. El monarca estaba desolado. ¿Qué había sucedido con su hija? Hizo llamar urgentemente a los tres expertos y preguntó al que tenía la habilidad de encontrar lo perdido:
-¿Dónde está mi hija, buen hombre?
Vuestra hija majestad, está con los duendes. 

Está en el reino etéreo de los duendes y su rey no la deja regresar.

El rey, dirigiéndose al hombre que podía convertir caballos de madera en vivientes, le ordenó:
Talla  un caballo y que sea muy veloz.
El escultor dio vida al caballo de madera. El rey se dirigió al tercer pretendiente y le dijo:
Monta sobre el caballo, galopa al reino de los duendes y mata con tu extraordinaria habilidad al rey de los duendes y trae a mi hija.
Sobre el veloz corcel, el arquero se dirigió al reino de los duendes y desde mucha distancia disparó su flecha e hirió de muerte al rey de los duendes, para luego traer en su montura a la hermosa princesa.
El rey se sentía muy feliz. Dijo dirigiéndose a la princesa:
Hija, ¿a quien eliges por marido?
La princesa entrañable como era dijo:
Estos tres hombres me han salvado la vida. Uno ha sabido donde estaba secuestrada; otro ha dado vida a un rápido corcel para llegar al reino de los espíritus, y el otro, con su excepcional habilidad de arquero, ha matado al monarca de los espíritus. Los tres tienen gran mérito, pero hay uno de ellos que tiene un mérito extra y es con quien me desposaré. Elijo al joven que intuye dónde están las cosas que se pierden.
¿Por qué?- preguntaron casi al unísono el monarca y los otros dos pretendientes intrigados.
Porque el hombre que elijo para marido, padre –repuso la princesa-, tiene el mérito extra de ser humilde.

A menudo las mejores habilidades del ser humano quedan mancilladas 
por el exceso de ego y vanidad. 
Una persona con talento y humilde de corazón, tiene doble talento y
además, no es sierva de su codicioso, arrogante e ilimitado ego.

martes, 2 de abril de 2013

Entre Nosotros por Marcela Fittipaldi



La aguja

Una mujer, costurera de profesión, en el colmo del desconsuelo, se afanaba buscando alrededor de un farol.
Encorvada, daba vueltas de aquí para allá, explorando en el suelo. Era noche avanzada y un hombre pasaba por allí de vuelta a su casa. Vio a la mujer que había empezado a llorar desconsoladamente.
Buena mujer, pero ¿que te ocurre? ¿Puedo ayudarte en algo?
¡Que más quisiera yo! -exclamó la mujer, sin dejar de buscar ansiosamente-. 
He perdido una aguja en mi casa y no la encuentro.
Perplejo, el hombre preguntó:
Pero, mujer, si la has perdido en tu casa, ¿por qué la buscas aquí?
¡Oh! –suspiró apenada la mujer-. Como en mi casa no había luz, me he venido a buscarla junto a este farol.

Muchas veces el ser humano, por falta de entendimiento, busca justo allí donde no le será posible encontrar, por lo que se hunde en la desesperación y en el desaliento. 
No podremos hallar fuera de nosotros aquello que palpita en nuestro interior ni nadie nos podrá procurar el sosiego y la claridad que debemos ganar por nosotros mismos 
a través del esfuerzo correcto y el trabajo interior. 
Aunque en principio haya oscuridad en uno, si indagas en tu interior y buscas, 
se develará en tu corazón la luz de la sabiduría que libera.

domingo, 31 de marzo de 2013

"Pascua es … Jesús vivo"


Este mensaje fue grabado en Febrero 2013. Era habitual en las Pascuas argentinas, ver y escuchar por televisión al Arzobispo de Buenos Aires deseándonos Felices Pascuas y, como siempre,llevarnos a la reflexión.

miércoles, 27 de marzo de 2013

Entre Nosotros por Marcela Fittipaldi


La enseñanza del girasol

Había una vez un pequeño grillito de nombre Miguel, que iba todos los días a la escuela muy mal humorado, sus compañeros de clase le decían el alacrán, porque él parecía que destilara veneno de la amargura que tenía en su corazón.
A nuestro pequeño amigo nada le hacía cambiar el terrible genio, aun cuando no tenía motivos para vivir así. Gozaba de un buen hogar en el hueco de un árbol y no le faltaban los alimentos, sus padres lo complacían en todo lo que podían.
Vivían en uno de los mejores arboles del bosque.
Hasta que un día la suerte de nuestro grillito cambió; su padre lo perdió todo y tuvieron que cambiarse de hogar a uno más pequeño, e ir a una escuela humilde. Esta situación hizo que él pequeño empeorara el genio, en la nueva escuela. Y cansado el maestro, de la actitud de Miguel, se dispuso a ayudarlo, lo sacó de clases y lo llevo a caminar por la granja, sólo se detuvo cuando llego al cultivo de Girasoles. Y frente a ellos le dejo una tarea diciéndole:
-¨Desde ahora; sólo entrarás a mi clase cuando me entregues un informe sobre el comportamiento de los girasoles¨.
El grillito estuvo esa tarde y durante un mes observando el comportamiento de los girasoles. Y una mañana, por fin asistió nuevamente a clases, con el informe para su maestro, éste lo estaba esperando con gran expectativa, porqué tenía la esperanza de que él pequeño hubiese aprendido la lección.
Eliseo el anciano maestro, tomó las hojas del informe y empezó a leerlas, mientras se alejaban saltando le pregunto al pequeño:
-¿Qué aprendiste de los girasoles?
- El grillito respondió:
- Nada importante, no veo en que me sea útil parecerme a ellos. Solo se la pasan buscando al sol; así el día este oscuro.
Entonces el maestro, decepcionado le contestó:
-Lástima que el mal genio te haya dañado el entendimiento, pues si bien es cierto que la amargura te ha enceguecido, no por eso ésta ha sido una mala lección.
Mí querido estudiante para que entiendas, te lo explicaré, le contestó el maestro:
-¿Sabes por qué debemos ser como los girasoles?
La respuesta es, porque de las flores son el ejemplo más grande de perseverancia y optimismo, sin importar las inclemencias del clima saben soportar con paciencia y siempre están buscando la luz del sol. De igual manera debería ser nuestro actuar, sin importar cuales, ni cuantos sean nuestros problemas o dificultades, en todo momento deberíamos buscar la luz, que está en nuestro creador, y él nos escuchará y mostrará la respuesta a nuestros problemas.
Miguel miró a su maestro y las lágrimas le bajaron por sus mejillas, porque finalmente se había dado cuenta de su error. El pequeño entró donde estaban sus compañeros y les pidió disculpas, ellos lo perdonaron y desde ese día fueron sus amigos. Y el grillito aprendió a ser agradecido, a sonreírle a Dios y a la vida.

martes, 26 de marzo de 2013

Entre Nosotros por Marcela Fittipaldi




Y tú ¿cual de los tres eres?

Una hija se quejaba con su padre acerca de su vida y cómo las cosas le resultaban tan difíciles. No sabía cómo hacer para seguir adelante y creía que se daría por vencida. Estaba cansada de luchar. Parecía que cuando solucionaba un problema, aparecía otro. Su padre, un chef de cocina, la llevó a su lugar de trabajo. Allí llenó tres ollas con agua y las colocó sobre fuego fuerte. Pronto el agua de las tres ollas estaba hirviendo. En una colocó zanahorias, en otra colocó huevos y en la última colocó granos de café. Las dejó hervir sin decir palabra. La hija esperó impacientemente, preguntándose qué estaría haciendo su padre. 
A los veinte minutos el padre apagó el fuego. Sacó las zanahorias y las colocó en un tazón. Sacó los huevos y los colocó en otro plato. Finalmente, coló el café y lo puso en un tercer recipiente. Mirando a su hija le dijo: "Querida, ¿qué ves?"
"Zanahorias, huevos y café" fue su respuesta. La hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias. Ella lo hizo y notó que estaban blandas. Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera. Luego de sacarle la cáscara, observó el huevo duro. Luego le pidió que probara el café. Ella sonrió mientras disfrutaba de su rico aroma.
Humildemente la hija preguntó: "¿Qué significa esto, padre?"
El le explicó que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad: agua hirviendo, pero habían reaccionado en forma diferente. La zanahoria llegó al agua fuerte, dura; pero después de pasar por el agua hirviendo se había vuelto débil, fácil de deshacer. 
El huevo había llegado al agua frágil, su cáscara fina protegía su interior líquido; pero después de estar en agua hirviendo, su interior se había endurecido. 
Los granos de café sin embargo eran únicos; después de estar en agua hirviendo, habían cambiado al agua. "¿Cual eres tú?", le preguntó a su hija. "Cuando la adversidad llama a tu puerta, ¿cómo respondes? ¿Eres una zanahoria que parece fuerte pero que cuando la adversidad y el dolor te tocan, te vuelves débil y pierdes tu fortaleza? ¿Eres un huevo, que comienza con un corazón maleable? Poseías un espíritu fluido, pero después de una muerte, una separación, o un despido te has vuelto duro y rígido? Por fuera te ves igual, pero ¿eres amargado y áspero, con un espíritu y un corazón endurecido? ¿O eres como un grano de café? El café cambia al agua hirviente, el elemento que le causa dolor. Cuando el agua llega al punto de ebullición el café alcanza su mejor sabor. Si eres como el grano de café, cuando las cosas se ponen peor tú reaccionas mejor y haces que las cosas a tu alrededor mejoren.

Y tú,¿cual de los tres eres?

viernes, 22 de marzo de 2013

Entre Nosotros por Marcela Fittipaldi


Los tres leones

En la selva vivían tres leones. Un día el mono, el representante electo por los animales, convocó a una reunión para pedirles una toma de decisión:
Todos nosotros sabemos que el león es el rey de los animales, pero hay una gran duda en la selva: existen tres leones y los tres son muy fuertes.
¿A cual de ellos debemos rendir obediencia?. ¿Cuál de ellos deberá  ser nuestro rey?.
Los leones supieron de la reunión y comentaron entre si: Es verdad, la preocupación de los animales tiene mucho sentido. Una selva no puede tener tres reyes. Luchar entre nosotros no queremos ya que somos muy amigos. Necesitamos saber cual será el elegido, pero, ¿Cómo descubrir?
Otra vez los animales se reunieron y después de mucho deliberar, llegaron a una decisión y se la comunicaron a los tres leones:
Encontramos una solución muy simple para el problema, y decidimos que Uds. tres van a escalar la Montaña Difícil. El que llegue primero a la cima será consagrado nuestro Rey. La Montaña Difícil era la mas alta de toda la selva. El desafío fue aceptado y todos los animales se reunieron para asistir la gran escalada.
El primer león intentó escalar y no pudo llegar.
El segundo empezó con todas las ganas, pero, también fue derrotado.
El tercer león tampoco lo pudo conseguir y bajó derrotado.
Los animales estaban impacientes y curiosos; si los tres fueron derrotados, ¿Cómo elegirían un rey? En este momento, un águila, grande en edad y en sabiduría, pidió la palabra:
¡Yo sé quien debe ser el rey! Todos los animales hicieron silencio y la miraron con gran expectativa. ¿Cómo? Preguntaron todos.
Es simple, dijo el águila. Yo estaba volando bien cerca de ellos y cuando volvían derrotados en su escalada por la Montaña Difícil escuché lo que cada uno dijo a la Montaña.
El primer león dijo: ¡Montaña, me has vencido!.
El segundo león dijo: ¡Montaña, me has vencido!.
El tercer león dijo: ¡Montaña me has vencido, por ahora!. Pero ya llegaste a tu tamaño final y yo todavía estoy creciendo.
La diferencia, completó el águila, es que el tercer león tuvo una actitud de vencedor cuando sintió la derrota en aquel momento, pero no desistió y quien piensa así, es mas grande que su problema.
El es el rey de si mismo, está preparado para ser rey de los demás. Los animales aplaudieron entusiasmadamente al tercer león que fue coronado El Rey de los animales.

 No tiene mucha importancia el tamaño de las dificultades o problemas que tengas. 
Tus problemas, por lo menos en la mayor parte de las veces, ya llegaron al nivel máximo, pero no vos. Todavía estás creciendo y sos más grande que todos tus problemas juntos. 
Todavía no llegaste al límite de tu potencial y de tu excelencia. 
La Montaña de las Dificultades tiene un tamaño fijo, limitado.
¡VOS TODAVIA ESTAS CRECIENDO!

jueves, 21 de marzo de 2013

Entre Nosotros por Marcela Fittipaldi



Cachorros en venta

El dueño de una tienda estaba colocando un anuncio en la puerta que decía: "Cachorritos en venta".

Esta clase de anuncios siempre atraen a los niños, y pronto un niñito apareció en la tienda preguntando cual era el precio de los perritos.
El dueño contesto que oscilaba entre 30 y 50 euros. El niño metió la mano en su bolsillo, sacó unas monedas y dijo: "Sólo tengo 2.37, ¿puedo verlos?".
El hombre sonrió y silbó. De la trastienda salió su perra corriendo seguida por cinco perritos. Uno de los perritos estaba quedándose considerablemente atrás. El niño inmediatamente señaló al perrito rezagado que cojeaba y preguntó que le pasaba.
El hombre le explicó que cuando el perrito nació, el veterinario le dijo que tenía una cadera defectuosa y que cojearía por el resto de su vida.
El niño se emocionó mucho y exclamó: "¡Ese es el perrito que yo quiero comprar!".
Pero el hombre replicó: "No, tú no vas a comprar ese cachorro, si tú realmente lo quieres, yo te lo regalo".
El niño entonces se disgustó, y mirando directo a los ojos del hombre le dijo: "Yo no quiero que usted me lo regale. Él vale tanto como los otros perritos y yo le pagaré el precio completo". "Le voy a dar mis 2.37 euros ahora y 50 céntimos cada mes hasta que lo haya pagado completo".
El hombre insistió contestando: "Tú en verdad no querrás comprar ese perrito, hijo. Él nunca será capaz de correr, saltar y jugar como los otros perritos".
El niño se agachó y se levantó la pierna de su pantalón para mostrar su pierna izquierda, cruelmente retorcida e inutilizada, soportada por un gran aparato de metal.
Miró de nuevo al hombre y le dijo: "Bueno, yo no puedo correr muy bien tampoco, y el perrito necesitará a alguien que lo entienda".
El hombre estaba ahora mordiéndose el labio, y sus ojos se llenaron de lagrimas. Sonrió y dijo: "Hijo, sólo espero y rezo para que cada uno de estos cachorritos tenga un dueño como tú".
       

miércoles, 20 de marzo de 2013

Entre Nosotros por Marcela Fittipaldi


Siempre te criticarán 

Había una vez, hace muchos años, un matrimonio con un hijo de doce años y un burro. Decidieron viajar, trabajar, y conocer mundo. Así, se fueron los tres con su burro. Al pasar por el primer pueblo, la gente comentaba:

¡Mira ese chico mal educado! ¡Él arriba del burro y los pobres padres, ya grandes, llevándolo a las riendas!
Entonces, la mujer le dijo al esposo:
No permitamos que hablen mal del niño.
El esposo, bajó al niño del burro y se subió él.
Al llegar al segundo pueblo, la gente murmuraba:
¡Mira que sinvergüenza ese tipo! ¡Deja que la criatura y la pobre mujer tiren del burro, mientras él va muy cómodo encima!
Entonces, tomaron la decisión de subirla a ella al burro mientras padre e hijo tiraban de las riendas.
Al pasar por el tercer pueblo, la gente comentaba:
¡Pobre hombre! ¡Después de trabajar todo el día, debe llevar a la mujer sobre el burro! ¿Y el pobre hijo? ¡Que le espera con esa madre!
Se pusieron de acuerdo y decidieron subirse al burro los tres para comenzar nuevamente su peregrinaje.
Al llegar al pueblo siguiente, escucharon que los pobladores decían:
¡Son unas bestias, más bestias que el burro que las lleva, van a partirle la columna!
Por último, decidieron bajarse los tres y caminar junto al burro.
Pero al pasar por el pueblo siguiente, no podían creer lo que las voces decían sonrientes:
Mira a esos tres idiotas, caminan cuando tienen un burro que podría llevarlos.

Siempre te criticarán así pues: ¡Vive como mejor te parezca!.

martes, 19 de marzo de 2013

Entre Nosotros por Marcela Fittipaldi


El árbol 

Recuerdo que un invierno mi padre necesitaba leña, así que buscó un árbol muerto y lo cortó. Pero luego, en la primavera, vio desolado que al tronco marchito de ese árbol le salieron nuevos brotes.
            Mi padre dijo:
            "Estaba yo seguro de que ese árbol estaba muerto. Había perdido todas las hojas en el invierno. Pero se ve que hacía tanto frío que las ramas se quebraban y caían como si no le quedara al viejo tronco ni una pizca de vida. Pero ahora advierto que aún alentaba la vida en aquel tronco".
            Y volviéndose hacia mí, me aconsejó:
            "Nunca olvides esta lección. Jamás cortes un árbol en invierno.
           
             Jamás tomes una decisión negativa en tiempo adverso.
 Nunca tomes decisiones importantes cuando estés en tu peor estado de ánimo.
Esperá. 
Sé paciente. 
La tormenta pasará.
Recuerda que la primavera volverá.

lunes, 18 de marzo de 2013

Entre Nosotros por Marcela Fittipaldi



Desiderata 

Camina plácidamente entre el ruido y la prisa, y piensa en la paz que se puede encontrar en el silencio.
En cuanto sea posible y sin rendirte, mantén buenas relaciones con todas las personas. 
Enuncia tu verdad de una manera serena y clara,  y escucha a los demás, incluso al torpe e ignorante,  también ellos tienen su propia historia.  
Esquiva a las personas ruidosas y agresivas, pues son un fastidio para el espíritu.  
Si te comparas con los demás, te volverás vano y amargado, pues siempre habrá  personas mas grandes y mas pequeñas que tu. Disfruta de tus éxitos, lo mismo que de tus planes.
Mantén el interés en tu propia carrera por humilde que sea,  ella es un verdadero tesoro en el fortuito cambiar de los tiempos. 
Se cauto en tus negocios, pues el mundo esta lleno de engaños, mas no dejes que esto te vuelva ciego para la virtud que existe.  
Hay muchas personas que se esfuerzan por alcanzar nobles ideales. La vida esta llena de heroísmo.
Se sincero contigo mismo, en especial no finjas el afecto,  y no seas cínico en el amor, pues en medio de todas las arideces y desengaños es perenne como la hierba.
Acata dócilmente el consejo de los años, abandonando con donaire las cosas de la juventud. 
Cultiva la  firmeza del espíritu, para que te proteja en las adversidades repentinas. 
Muchos temores nacen de la fatiga y la soledad. 
Sobre una sana disciplina se benigno contigo mismo
 Tu eres una criatura del universo, no menos que las plantas y las estrellas, tienes derecho a existir,  y sea que te resulte claro o no, indudablemente el universo marcha como debiera. 
Por eso, debes estar en paz con Dios, cualquiera que sea tu idea de El, y sean cualesquiera tus trabajos y aspiraciones, conserva la paz con tu alma, en la bulliciosa confusión de la vida.
Aun con toda su farsa, penalidades y sueños fallidos, el mundo es todavía hermoso, se cauto, esfuérzate por ser feliz.

domingo, 17 de marzo de 2013

Entre Nosotros por Marcela Fittipaldi


El florero de porcelana

  El Gran Maestro y el Guardián se dividían la administración de un monasterio Zen. Cierto día, el Guardián murió, y fue preciso sustituirlo.
El Gran Maestro reunió a todos los discípulos para escoger quién tendría la honra de trabajar directamente a su lado.
- Voy a presentarles un problema -dijo el Gran Maestro- y aquél que lo resuelva primero, será el nuevo guardián del Templo.
Terminado su corto discurso, colocó un banquito en el centro de la sala. Encima estaba un florero de porcelana carísimo, con una rosa amarilla que lo decoraba.
Éste es el problema -dice el Gran Maestro -resuélvanlo-.
Los discípulos contemplaron perplejos el "problema", por lo que veían los diseños sofisticados y raros de la porcelana, la frescura y la elegancia de la flor. ¿Qué representaba aquello? ¿Qué hacer? ¿Cuál sería el enigma?
Pasó el tiempo sin que nadie atinase a hacer nada salvo contemplar el "problema", hasta que uno de los discípulos se levantó, miró al maestro y a los alumnos, caminó resolutamente hasta el florero y lo tiró al suelo, destruyéndolo.
¡¡¡ Al fin alguien que lo hizo !!! - exclamó el Gran Maestro.
Empezaba a dudar de la formación que les hemos dado en todos estos años.
Usted es el nuevo guardián.
Al volver a su lugar el alumno, el Gran Maestro explicó:
Yo fui bien claro: dije que ustedes estaban delante de un "problema". No importa cuán bello y fascinante sea el problema; si es un problema tiene que ser eliminado.


Un problema es un problema; no importa que se trate de una  mujer sensacional, o de un hombre maravilloso o de un gran  amor que se acabó,  o... ya sea de un florero de porcelana muy caro... Solo existe una manera de lidiar con un problema: atacándolo de frente.No tiene caso tratar de "acomodarlo" y darle vueltas, si al fin y al cabo ya no es otra cosa más que "UN PROBLEMA".
Déjalo, hazlo a un lado y continúa tu misión.
No huyas de él... No lo escondas ... ¡ Acaba con él.!  
Porque corres el riesgo de permanecer con él, el resto de tu vida.  Muchas personas cargan la vida entera el peso de cosas que  fueron importantes en el pasado, y que hoy solamente ocupan  un espacio inútil en sus corazones y en sus mentes, espacio que es  indispensable para recrear la vida, sobre todo si el problema  es algún sentimiento de rencor o reproche, que aunque en algún  momento de tu vida te haya hecho mucho daño, eso solo forma  parte de un pasado.
Existe un proverbio Chino que dice:
"Para poder beber vino es necesario primero tirar el té".
Limpia tu vida, comienza por los cajones, armarios, hasta  llegar a eso que ya no tiene sentido y que están ocupando  espacio y que muchas veces lejos de ayudarte te hiere y te  impide 
tomar un curso diferente en tu vida.  
El pasado sirve como lección, como experiencia, como  referencia. 
El pasado sirve para ser recordado y no para  ser revivido. 
Usa las experiencias del pasado en el presente,  para construir tu futuro. 
Necesariamente en ese orden!

sábado, 16 de marzo de 2013

Entre Nosotros por Marcela Fittipaldi


Pensamientos para ser feliz

Si abrigas un bello pensamiento no te quedes con él, manifiéstalo.
            Si quieres pedir perdón y decirle a esa persona que la quieres, hazlo.
            Si tienes oportunidad de componer un poema, escríbelo y obséquialo.
            Si deseas cantar una canción, cántala y sé feliz.
            Si unas lágrimas asoman a tus ojos, déjalas brotar y desahógate.
            Si te viene el deseo de reír, ríe y contagia tu alegría.
            Si ansías tener algo y puedes poseerlo, adquiérelo y disfrútalo.
            Si puedes brindar ayuda a un semejante, dala toda y no te limites.
            Si vas a dar un consejo, mejor sugiere, para no equivocarte.
            Si tienes animales no los maltrates, protégelos.
            Si anhelas un mundo más hermoso, cuida la naturaleza.
            Si hay un niño a quien puedes educar, cuídalo hasta hacerlo hombre.
            Si tienes sueños, hazlos realidad esforzándote más y siendo digno.
            Si en verdad quieres ser feliz, no te quedes con las ganas y:
            Sé autentico! Sé natural!
            Sé sincero!
            Sé bondadoso!
            y...
            Bríndate para que seas feliz!

viernes, 15 de marzo de 2013

Entre Nosotros por Marcela Fittipaldi


La aguja

Una mujer, costurera de profesión, en el colmo del desconsuelo, se afanaba buscando alrededor de un farol.
Encorvada, daba vueltas de aquí para allá, explorando en el suelo. Era noche avanzada y un hombre pasaba por allí de vuelta a su casa. Vio a la mujer que había empezado a llorar desconsoladamente.
Buena mujer, pero ¿que te ocurre? ¿Puedo ayudarte en algo?
¡Que más quisiera yo! -exclamó la mujer, sin dejar de buscar ansiosamente-. He perdido una aguja en mi casa y no la encuentro.
Perplejo, el hombre preguntó:
Pero, mujer, si la has perdido en tu casa, ¿por qué la buscas aquí?
¡Oh! –suspiró apenada la mujer-. Como en mi casa no había luz, me he venido a buscarla junto a este farol.

Muchas veces el ser humano busca justo allí donde no le será posible encontrar, 
por lo que se hunde en la desesperación y en el desaliento. 
No podremos hallar fuera de nosotros aquello que palpita en nuestro interior ni nadie nos podrá procurar la claridad que debemos ganar por nosotros mismos a través 
del esfuerzo correcto y el trabajo interior. 
Aunque en principio haya oscuridad en ti, si indagas en tu interior y te aplicas con motivación correcta a tu búsqueda, resplandecerá en tu corazón la luz de la sabiduría que libera.

jueves, 14 de marzo de 2013

Entre Nosotros por Marcela Fittipaldi



La llave de la felicidad

Cuenta la leyenda que hace millones y millones de años, cuando recién se había creado el Universo. Se reunieron todos los dioses para contemplar su obra, y extasiados por tanta belleza y perfección no pudieron evitar caer en la tentación de la presunción, es por lo que decidieron crear al hombre para que este le envidiara y admiraran su poder.
Entonces los dioses se dedicaron afanosamente a crear al hombre, y cuentan algunas religiones que lo hicieron tan a su imagen y semejanza, que lo dotaron de fuerza, valor, felicidad, inteligencia, sabiduría, etc, que llegaron a temer que se fundieran entre ellos y que en un momento dado los destituyeran y ocuparan su lugar, por lo que decidieron esconderle alguna de las virtudes con las que había sido creado.
¿Dónde podrían guardar la felicidad para que el ser humano no la encontrara?. Estuvieron reflexionando sobre ello mucho tiempo; cuando uno decía de esconderla en el pico de la montaña más alta, otro de los dioses le rebatía, diciendo que al haberlo dotado de fuerza y valor podría escalar esa montaña y encontrarla.
Cuando uno de ellos comentaba que tenían que esconder la felicidad en la sima más profunda de los océanos, otro le corregía diciendo que al ser humano le habían dotado de  una gran inteligencia, y podrían inventar una máquina que se sumergieran en los mares y la podrían encontrar.
Cabía otra posibilidad esconderla en otra galaxia, -pero llegaría el día se dijeron unos a otros-  en que el hombre exploraría el Universo, descubriría los agujeros negros y llegaría a las otras galaxias. ¿Qué hacer pues?.
En estas reflexiones andaban cuando uno de ellos -el más gordito y bajito- que había permanecido todo el tiempo en silencio, dijo:
Vamos a escondérsela dentro de ellos mismo, que siempre estarán tan ocupados en atesorar riquezas, conseguir el poder pensando que esto es lo que les dará la felicidad, que nunca se darán cuenta que dentro de ellos mismos está la llave de la felicidad.

El ser humano juega al escondite consigo mismo y no se decide investigar en su naturaleza interior. Busca la felicidad en el exterior, donde todo es fortuito, y nada permanece estable. En la vida cotidiana se alternan lo agradable y lo desagradable, el placer y el dolor, pero no puede encontrarse felicidad permanente en lo que es transitorio e inestable. La felicidad como un estado más permanente solo puede encontrarse en uno mismo y representa un estado de sosiego, contento, ecuanimidad y visión esclarecida.

miércoles, 13 de marzo de 2013

Entre Nosotros por Marcela Fittipaldi



Un cachorro muy orgulloso
  
Era verano en un pequeño pueblo llamado Blue -sí, como azul en inglés-. Ahí, en una casita de madera de la calle Capricornio vivía junto a sus dueños un bonito perrito pastor alemán de pura raza.
Rex era un cachorro joven pero bien grandecito, de pelo largo y revoltoso de color marrón con manchas negras, los ojos eran como su pelo ¡y al darle el sol se le ponían más bonitos aún!, su boca era grande y sus colmillos perfectos (parecía que los tenía de porcelana…) Pero no todo en él era tan precioso… a veces tenía las uñas sucias por jugar en la tierra. Rex era también un perrito muy orgulloso…
 Como era verano, en Blue hacía mucho sol y muchísima calor, tanta que parecía que la carretera se estuviese derritiendo como si de una tableta de chocolate en pleno desierto se tratase. Si había una cosa que Rex odiara era salir a pasear con tanto sol.
 Era un poco vago… le gustaba meterse en su casita de madera y no salir de ahí en todo el día. Su dueña estaba un poco preocupada, porque cuando era un perrito bebé, a Rex le encantaba pasear por la playa y hacerse amigo de los otros perritos, pero ya no. Se quedaba casi todo el día a la sombra de su casita de madera, donde dormía, comía, y bebía nada más y nada menos que… ¡¡Coca Cola Zero!!
La culpa de que tomase refrescos en vez de agua… era de Karmy, la perrita cocker de la vecina. Era la única amiga de Rex. A ella le encantaba beber gaseosas bajas en azúcar. Era una perrita que cuidaba mucho su aspecto y un poco presumida y orgullosa también.
 Una noche, Karmy fue a visitar a su amigo Rex y le ladró:
 —¡Hola amiguito Rex! ¿Te puedo decir una cosa sin que te moleste?—
 —¡¡¡Holaaaaaaaa Karmy!!!—  Rex se alegró mucho porque era la única amiga que tenía.
 —Pues… creo que deberías dejar de tomar tanta Cola o salir más a pasear!—
 —¡¡¡Pero si fuiste tú la que me la dio de tomar la primera vez!!!— le contestó de mala manera Rex. —¡¡¡VETE DE MI CASA PERRITA PRESUMIDA!!!— le gritó.
 Y la pobre Karmy, apenada se marchó y no volvió a visitar a Rex nunca más…
 En ese mismo momento el pastor alemán se arrepintió de como había tratado a su amiga:
 —Lo siento mucho perrita—, pensó Rex. —Creí que te reías de mí por no salir a pasear nunca y ser un cachorro grandecito…— Pero al ser un gran perro pastor alemán, su orgullo le impidió decirle a Karmy que lo sentía mucho y que volviesen a ser amigos. Y así, el pobre Rex se quedó triste tomando su Coca Cola, pensando en Karmy…


A veces tenemos que medir nuestras palabras y también nuestro tono de voz. 
Podemos ponernos nerviosos y contestar mal a un amigo que no nos estaba haciendo ningún mal. 
Tenemos que controlar nuestros impulsos. Y lo más importante: si nos damos cuenta de nuestro error no tenemos que tener ni orgullo ni miedo por pedir perdón.

martes, 12 de marzo de 2013

Entre Nosotros por Marcela Fittipaldi



“…Un día, un joven estudiante naturalista sube con su auto a una vieja balsa comandada por un viejito, de cuerpo fuerte y alma concreta. En el viaje el joven, sorprendido por la inmensidad de paisajes del lugar, se bajo de su auto y le pregunto al viejito que estaba ocupado con su trabajo:
-Buen día señor, veo que ustedes esta hace mucho que esta en este “rubro”
- Si, toda mi vida fui balsero
-Vea usted, ¿y siempre recorrió este mismo camino que estamos recorriendo ahora mismo?
-Si, es un camino muy transitado, que me deja el dinero necesario para vivir…
-Entonces sabrá usted que son esas hermosas piedras que veo a la orilla, como se llaman?
-No señor, disculpe que no sepa responderle, pero no se como se llaman esas hermosas piedras…
-Ahhh, entonces, amigo, ha perdido una gran parte de su vida por no conocer la amplia variedad de estas piedras hermosas

El balsero, sin saber que responder, siguió dirigiendo la balsa, mientras el Estudiante observaba el paisaje.
En un momento el Estudiante vuelve a dirigir la palabra hacia el balsero, y le pregunta:

-Usted sabe que son esas hermosas flores, de los colores mas variados, que florecen a la orilla de estas aguas?
-No señor, no lo se. Se que son flores, pero no se que flores son.
-Ahh, entonces, amigo, usted ha perdido otra gran parte de su vida al no conocer la hermosa variedad de flores del lugar…

El balsero, nuevamente sin decir nada, continuo con su viaje por el rio, mientras el Estudiante observaba la naturaleza.
En un momento, el Estudiante volviendo a dirigir la palabra al Balsero, le pregunta:

-Disculpe, usted sabe como se llaman esos hermosos peces que nadan por las cristalinas aguas de este rió?
-No señor, solo se que son peces, pero no se sus nombres y nada referido a ellos.
- Ahh, que lastima, entonces, sepa usted que ha perdido una gran parte de su vida al no saber nada de peces, ni de flores, ni de rocas…

Al momento siguiente, el balsero se da cuenta que la balsa comienza a hundirse de forma rápida, y le pregunta al Estudiante:
-Disculpe, usted sabe nadar?
-No, no lo se, nunca se me dio la oportunidad para aprender
- Ahh, que lástima, entonces amigo, sepa que usted va a perder toda su vida!
-El viejo balsero fue quien lo salvó

A veces, las cosas mas insignificantes o que nunca usamos, son las que nos pueden “salvar” la vida en precisos momentos… El estudiante podía saber muchas cosas sobre la naturaleza, pero no sabia lo que necesitaba para seguir en vida… Saber Nadar! algo tan simple, pero tan útil en su momento…
No alardemos de lo que sabemos y subestimemos al otro porque, en algún momento, ese otro nos “salvará” con una frase, un razonamiento o una acción