El diseñador de Balmain junto a Kim Kardashian (a su derecha) en una presentación. / CORDON PRESS |
"Son unos genios. Lo hacen mejor que yo", asegura Olivier Rousteing en referencia a las supuestas reinterpretaciones que, en su opinión, Inditex realiza de sus diseños
Es una vieja batalla de la industria de la moda. Diseñadores, noveles y asentados, se quejan de que las grandes cadenas textiles se inspiran demasiado literalmente en sus prendas para facturar versiones a precios asequibles. Algunos, como los estadounidenses Alexander Wang y Diane Von Furstenberg han llegado incluso a patentar sus diseños para así estar protegidos bajo el paraguas de la ley de propiedad intelectual en caso de alguna firma ose a copiar sus creaciones.
Lo realmente sorprendente es que el director creativo de una marca de lujo se muestre públicamente satisfecho e incluso honrado de que los productores de pronta moda hayan tomado su colección como referente. Y Olivier Rousteing lo ha hecho. El diseñador de Balmain, de 28 años, ha definido a los estilistas de Zara, concretamente, como unos genios enuna entrevista concedida al diario The Independent. "Me encanta ver en el escaparate de Zara mi ropa mezclada con la Céline o Proenza Schouler. Lo hace mejor que yo. Son geniales. Van muy rápido y demuestra una gran sensibilidad estética al elegir exactamente las piezas que deben elegir de cada diseñador", espeta.
El creador, uno de los preferidos de Rihanna, asegura que puede prever cuales de sus prendas serán adaptadas por las grandes cadenas antes incluso de que pisen la pasarela: "Cuando hice mi colección Miami y presentamos cuadros blancos y negros sabía que llegarían a Zara y a H&M. Pero lo hicieron de una forma muy intelegente: mezclaron la silueta de Céline con mi estampado para Balmain ¡Bien hecho! ¡Me hace muy feliz que Zara copie a Balmain".
A juzgar por el resto de la entrevista, sus palabras no son irónicas y revelan que también existen creadores que asumen este fenómeno como parte del círculo vital de la moda. Sobre todo porque no solo las firmas de precios accesibles se inspiran en las marcas de lujo. También algunas grandes compañías lo hacen. Y aunque no sea una práctica inevitable resulta complejo luchar contra ella, demostrar, por ejemplo, que el uso de tachuelas en un zapato de salón o de un estampado de cuadros es prerrogativa de una única casa.
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